Mucha gente se encuentra ante la necesidad de contratar un arquitecto para la redacción de un trabajo técnico, así como para la redacción de un proyecto de edificación o urbanismo. Un caso muy común es la necesidad de contratar un arquitecto para la redacción de un proyecto para la construcción de una vivienda unifamiliar.
La decisión es parecida a la que te encuentras ante la necesidad de contratar a un dentista, médico u abogado. En el caso del arquitecto la relación profesional cliente técnico suele ser de larga duración ya que si se trata tanto de un proyecto como de un informe el tiempo tanto de tramitación como de vigencia del mismo suele ser de un periodo prolongado, en la mayoría de casos hablamos de varios años.
En cuanto a la construcción de una vivienda unifamiliar el proceso general suele durar de dos a tres años ya que incluye redacción de proyectos y estudios necesarios, proceso administrativo para la obtención de licencia, la dirección y construcción de la obra y finalmente documentos administrativos para su inscripción en el registro civil y redacción de la escritura de la vivienda.
Esto supone que la relación profesional con el cliente sea larga y que además al darse el caso de que son trabajos muy específicos en general la relación cliente arquitecto no se base en la confianza, ya que la contratación de un técnico se realiza generalmente muy pocas veces en la vida, no es como ir al mecánico. Esto conlleva que a los arquitectos la gente nos vea con distancia, como bichos raros, generalmente no dignos de mucha confianza. Si es verdad que gustan ver de nuestros trabajos de diseño y artísticos pero siempre en la distancia, por la complejidad que conlleva al cliente un proyecto arquitectónico en sí.
Ante la necesidad de contratar aún arquitecto, pasa como en muchas otras profesiones, hay que poner en la balanza la dedicación y perseverancia de un arquitecto joven o en la experiencia y funcionalidad de un arquitecto con experiencia. Hay arquitectos que son conocidos por sus diseños y todos sus clientes buscan específicamente que le diseñen un proyecto genial y saben eso desde el momento que cruzan la puerta de sus estudios y hay otros arquitectos que viven bajo la ley de la oferta y la demanda y que solamente buscan hacer su trabajo sin dedicarles mas tiempo y espacio que el necesario. Es claro que estos dos tipos de arquitectos se diferencian por los honorarios que ofrecen a sus clientes.
En general un arquitecto joven dedica mucho tiempo al diseño y dirección de obra de sus primeros proyectos, nos educan en la universidad generalmente para ser buenos diseñadores y para dedicar la mayor parte de nuestros esfuerzos a nuestra profesión. La mayor parte de los arquitectos jóvenes disponen además de un amplio conocimiento de los nuevos programas de diseño e infografía. A lo que no nos educan es a la tramitación y al aspecto burocrático de nuestra profesión, ya que la tramitación de un proyecto diga como se diga depende mucho de la zona donde se proyecte y de las leyes en vigor en cada caso. En cuanto a los honorarios de un arquitecto joven estos siempre serán bajos ya que siempre perdemos dinero cuando empezamos, ya que nuestra profesión requiere muchos gastos fijos debido a nuestra responsabilidad.
En cuanto a un arquitecto consagrado el problema principal de los mismos es el tiempo. Depende del tiempo del que disponga así dedicará (generalmente) sus fuerzas para el diseño y confección de un proyecto. Antes de la crisis económica muchos arquitectos con experiencia delegaron mucho trabajo sobre sus empleados ya que tenían una alta carga de trabajo, poniendo sus fuerzas y tiempo en la dirección de las obras y en contratación y gestión de clientes. Esto ha llevado a que muchos con gran experiencia se hayan quedado atrasados en relación al conocimiento de programas de diseño, así como de las nuevas tendencias en arquitectura, que han ido evolucionando mas rápido que ellos, sin obviar claro su amplia experiencia en construcción y en gestión administrativa.
Continuará ……………….